La derrota ante el Girona del pasado domingo aún duele en las oficinas del Santiago Bernabéu, donde no se explican nada de lo que hicieron los jugadores y Solari en el encuentro. Bajonazo total
justo después de haber hecho lo más difícil, que era engancharse a las
tres competiciones y recuperar el aliento de la afición, que se marchó a
casa tan desanimada como los directivos madridistas.
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